martes, 13 de noviembre de 2012

En la Tierra de los Incas!!!


Noviembre 06 – Lagunas de Llanganuco (Yungay – Ancash – Perú)

Retomo la narración desde mi salida de Ecuador y entrada a Perú…
Ya desde hacía un par de semanas había decidido cruzar la frontera por el paso de Macará, desde Loja; esta decisión se basaba en los comentarios desalentadores del cruce por Huaquillas – Aguas Verdes, el cual aparentemente solo traía consigo riesgos de todo tipo y más para un viajero solitario en motocicleta. El cruce por Macará, además de tener un paisaje mucho más atractivo, se veía más seguro y descongestionado.
La carretera entre Loja y Macará está siendo mejorada tanto en su geometría como al pavimento; por ello, algunos tramos tienen tráfico por un solo carril y en ocasiones han removido la capa de asfalto por lo cual algunos tramos están en “destapado”. En uno de ellos, con tráfico por un solo carril pues ya estaban asfaltando, los vehículos que bajábamos fuimos detenidos por un rato; cuando llegó nuestro turno, el encargado de darnos paso nos indicó el carril externo. Yo iba detrás de un campero y detrás de mí venía un automóvil; sólo cuando arranqué y llevaba unos 10 metros recorridos me di cuenta que íbamos por el carril equivocado pues el asfalto ya terminado estaba en el carril interno y el que usábamos en ese momento estaba apenas con un “riego asfáltico”. Para aquellos que no lo saben, el riego asfáltico es una sustancia derivada del petróleo que sirve como ”liga” para facilitar la adherencia del asfalto (la capa negra por la que uno rueda) a la superficie inferior. Esta sustancia es como un jabón, aceitosa y resbalosa y no proporciona a las llantas ninguna fricción o agarre… era entonces demasiado tarde.
A una velocidad que aun no superaba los 15 km/h  solté el acelerador pero ya no rodaba; patinaba! El carro que iba delante de mí hizo una maniobra de frenado que le hizo irse de lado, pero alcanzó a frenar justo delante de la máquina parqueada unos metros más allá. Yo, por mi parte tuve que hacer uso de los frenos pues no tenía espacio lateral para moverme, además cualquier cambio en la dirección hubiera hecho más rápida mi caída.
Todo fue muy lento, como en “cámara lenta”… Yo me acordaba de mis clases de pavimentos, donde el profesor Luis Carlos Vásquez nos hablaba de qué tan peligroso era para las motos circular sobre un riego de liga y cuántos motociclistas “patas arriba” había visto él durante su vida profesional; yo estaba a punto de ser uno de ellos! No tenía control sobre la moto y lo único que podía hacer era esperar… efectivamente la moto se fue deslizada hasta que coleó suavemente para quedar “acostada” sobre la superficie impregnada del famoso riego asfáltico. No fue una caída pues yo quedé parado y la moto inclinada hacia su lado izquierdo, repodando sobre la barra protectora y la maleta. Unos trabajadores me ayudaron a levantarla mientras yo no podía ni moverme pues aún para una persona era difícil mantener el equilibrio, qué jabón!
Proseguí mi camino renegando por la ligereza de aquel obrero que nos indicó erróneamente el camino, pero a la vez agradecido por no haber pasado de un simple susto.
Antes de cruzar la frontera decidí tanquear la moto a precio ecuatoriano, pero para mi sorpresa, cuando llegué a una de las estaciones me informaron que solo había una estación de servicio para turistas (con el fin de controlar el contrabando de combustible hacia Perú). Un oficial de policía me instruyó para que me dirigiera a dicha estación, me dirigí raudo hacia ella a unos 4 kilómetros de distancia, pero cuando llegué estaba cerrada! Solo hasta las 4 o 5 de la tarde abrirían… me devolví hasta donde el policía y éste me respondió con toda la tranquilidad: “Claro! Es que en esa estación no hay gasolina! Entonces, para qué me había mandado para allá si sabía que no había servicio? Ni siquiera era mediodía, así que hablé con los soldados encargados de llevar el control de combustible y ellos accedieron a autorizar la llenada del tanque; afortunadamente solo fueron 2 galones.
El cruce de frontera fue fácil, solo que como era mediodía, los oficiales de aduana estaban almorzando y tomó uno 15 minutos más de lo normal, pero sin inconveniente.

Paso de frontera Ecuadro - Perú en Macará

Atardecer en carreteras peruanas sobre el desierto de Sechura
Ya en carreteras peruanas sentía que nuevos horizontes se abrían ante mí, fui recorriendo kilómetro a kilómetro aquellas rutas del norte de Perú que me llevarían a mi destino esa tarde: Piura.
No fue mucho antes de llegar a Piura que empecé a sentirlo: un olor nauseabundo, mezcla de descomposición y excremento, algo parecido a la “mortecina” pero peor… El paisaje se había tornado árido unos kilómetros atrás pero ahora se empobrecía radicalmente por la constante presencia de desechos de construcción y basuras a lado y lado de la carretera. Así me recibió Piura, con un desolador paisaje con desagradables olores a temperaturas de casi 35 grados centígrados…
No lo pensé dos veces, Chiclayo, a unas 3 horas de camino sería mi nuevo destino ese día.
Acostumbrado como estaba ya a los paisajes verdes y exuberantes de Ecuador y a mis verdes montañas colombianas, el desierto peruano fue un “shock” para mí. Sabía que en algún omento la aridez del Perú se materializaría ante mis ojos, pero el impacto fue mayor por la contaminación visual y de otros tipos presentes en los centros poblados y sus alrededores. El desierto no es un lugar fácil para vivir, pero si a ello se suma la falta de higiene, de control de la autoridad y de cultura ciudadana, el caos es total.
Lentamente el paisaje se fue descontaminando visualmente y dio paso al Desierto de Sechura, con dunas extensas que se pierden en el horizonte lejano; sin las basuras que rodeaban lo visto con anterioridad, este desierto mostraba ahora su “encanto” particular. Experimenté vientos de costado que, golpeando fuertemente, hacía que mi tránsito por la carretera lo hiciera con una inclinación de unos 10 y 15 grados con respecto de la vertical, para compensar de alguna manera el empuje lateral del viento y por espacio de muchos kilómetros.

A eso de las 6:30 de la tarde llegué a Chiclayo, donde fui enfrentado al tipo de conducción más temerario y descontrolado por parte de los locales… Mototaxis, vehículos particulares, microbuses, colectivos, motos de bajo cilindraje y peatones, todos enfrascados en una lucha por salir airosos de nudos que parecen interminables, todo ello sumado a la “cultura del pito” donde, si no pitas, no existes!
Esa noche revisé el libro escrito por Santiago Lema “La Suramérica que recorrí”, pues recordaba haber leído acerca de una ciudad caótica en Perú; efectivamente era Chiclayo, inconfundible!
Busqué el cuartel de bomberos, donde se me abrieron una vez más las puertas para mi estadía; luego de obtener autorización por parte del comandante, se me autorizó para dormir en uno de los camarotes de la guardia nocturna. Después de una charla con algunos oficiales, fui a dormir pero mi sueño se vio interrumpido en repetidas ocasiones por el constante repicar del teléfono y los ronquidos casi ensordecedores de unos de los oficiales de guardia… La mañana siguiente pregunté por el sinnúmero de llamadas telefónicas que recibían, ante lo cual contestaron que todas, a excepción de una sola, correspondían a “bromas de los ciudadanos”. En la misma mañana recorrí gran parte de la ciudad, incluyendo su Plaza de armas y el famoso mercado Modelo.
Aprovechando la cercanía de Chiclayo con importantes museos y centros arqueológicos del norte de Perú, visité el Museo Nacional de Tumbas Reales, donde se encuentran los restos y parafernalia asociada a la Huaca donde fue encontrado el señor de Sipán. El museo se cuenta entre uno de los mejores a nivel mundial y el estado de conservación/restauración de las piezas allí observadas así lo confirma. En la tarde visité los alrededores de Lambayeque (vecina de Chiclayo) y las pirámides de Túcume.
Mercado de Chiclayo - Zona de "Chamanería Peruana"

Museo de las Tumbas Reales de Sipán

Huacas alrededor de Lambayeque - Zona arqueológica de Chiclayo
Los hallazgos arqueológicos de esta zona pertenecen mayormente a la cultura Moche, expertos en la construcción con adobes hechos de arena y limo; sus pirámides y construcciones en general estaban hechas de este material, por lo cual su estado actual es de deterioro por agentes climáticos, sin dejar de ser imponentes (salvo aquellos donde se han conservado o restaurado).
Esa noche, ya en Chiclayo y de nuevo en el cuerpo de bomberos, la historia de los ronquidos del oficial y el repicar del teléfono se repetirían, ante lo cual y tratando de no herir ninguna susceptibilidad, sigilosamente me escabullí a la sala de recibo, ubicada al otro lado de los dormitorios; unos oficiales que a esa hora estaban despiertos no pudieron ocultar sus risas y miradas de complicidad, pues ellos también eran víctimas de los estruendosos ronquidos.

En bomberos de Chiclayo
Al siguiente día y después de un último vistazo al centro de Chiclayo y cambiar algún dinero, me despedía de los bomberos de esa ciudad para dirigirme a Pimentel, pequeña localidad con playas de atractivo turístico en la zona. Mi objetivo principal es día, no obstante, era el Parque Nacional Bosque de Pómac. Éste se encuentra ubicado a unos 45 minutos de Chiclayo y consiste en un bosque seco tropical protegido por la autoridad ambiental. Dentro del mismo se encuentran las Huacas Ventanas y del Oro (donde fue encontrado el Señor de Sicán).

Arbol "milenario" en PN Bosque de Pómac

Panorámica desde mirador en Bosque de Pómac

Huaca de Las Ventanas - Bosque de Pómac

Sobre una de las pirámides Moche en Bosque de Pómac

Pirámide - Huaca del Oro afectada por el viento y el agua

Mi sitio de camping al lado de la Huaca del Oro - Bosque de Pómac
Llegué al bosque a buena hora como para hacer el recorrido al interior del parque (Árbol milenario –que no es milenario sino centenario-, mirador, Huaca Ventanas) y armar mi carpa con luz del día al lado de la Pirámide/Huaca del Oro. Una linda noche con una leve brisa tropical me arrulló y acompañó mis sueños en esa ocasión.
En la mañana del viernes me dirigí a Trujillo, buscando hacer una parada momentánea en Huanchaco (población costera cercana a Trujillo), antes de mi destino final. Ya previamente había coordinado mi estadía a través de CouchSurfing en casa de Lourdes en Trujillo, así que una vez en Huanchaco y habiendo confirmado con Lourdes que efectivamente sí estaba dispuesta a recibirme, me encaminé de Huanchaco a Trujillo.
A la salida del pueblo pude ver unas 6 motos de alto cilindraje parqueadas frente a un restaurante, paré a mirarlas e inmediatamente sus dueños salieron a saludar y a ofrecerme su camaradería; eran Christian Ladión y sus amigos (residentes en Lima pero de visita en esta zona) quienes amablemente se ofrecieron rodar en compañía hasta Trujillo.
Pude llegar luego a casa de Lourdes sin contratiempos e inmediatamente me asignaron una habitación en el segundo piso de su casa, el cual consiste en varios apartaestudios que alquilan a estudiantes universitarios; para mi suerte, uno de ellos estaba desocupado –aunque no amoblado- y pude disponer del mismo para pernoctar de manera cómoda –en mi sleeping- y segura –bajo un techo-.
El menú esa noche fue e abrebocas a una buena dosis de cocina peruana, la cual no había podido probar ni apreciar hasta el momento; pude degustar el “anticucho” –especie de “chuzo”- hecho con corazón y vísceras de pollo; acompañado de la famosa “chicha morada”! Después de una breve caminata por el centro de Trujillo mi cuerpo necesitaba algún descanso y pude dormir plácidamente, agradeciendo un día más de viaje en el que solo reportaba cosas positivas.
Al día siguiente –sábado- y en compañía de Lourdes, quien mostró dotes de excelente anfitriona, tuve una vez más la experiencia en el transporte público, consistente en microbus, colectivo y mototaxi, que nos llevarían a las Huacas del Sol y de la Luna y a las ruinas de Chan-Chan; las primeras, pertenecientes a la cultura Moche, y las segundas a la más reciente cultura Chimú. Vale decir que la ciudadela de Chan-Chan es la más grande registrada en construcción hecha con adobes a nivel mundial, su visita es obligada para quien visite esta zona!

Nos veos en una muy próxima entrega... Estén pendientes!!!

A bordo del medio de transporte más popular en Perú: El Mototaxi
Huaca de la Luna - Fachada final

Perro Peruano - Se encuentra en esta zona desde antes de la llegada de los Españoles!

Ciudad Moche de Chan - Chan en cercanías de Trujillo

Pirámide Moche en Huaca de la Luna

Detalle de obras en barro - Cultura Moche en Chan - Chan

Detalle de obras en barro - Cultura Moche en Chan - Chan


Nuevamente.. Chan - Chan!!!

Ceviche de pescado.. sin cebollita (Como me gusta!)

Arroz con marisco... Buena dosis de gastronomía Peruana en Huanchaco!

"Caballitos de Totora!. Una embarcación artesanal de pescadores en costas peruanas
Playas de Huanchaco - Trujillo (Perú)

Grupo de motociclistas en Huanchaco...

Comiendo "Anticucho con Chicha Morada"!

Plaza de Armas de Trujillo

Más comida peruana... Esta vez "picarones" o sea "churro" con dulce de brevas...

1 comentario:

  1. Hola, vamos a cruzar de Ecuador a Perú, aproximadamente el 30 de diciembre, en motocicleta, pero lo que hemos leido hasa ahora de la frontera por Huaquillas es aterrador y nos está desalentando un poco por favor hablanos mas del trámite por Macará para ver si nos animamos por que en verdad quedamos asustados con esas referencias.

    ResponderEliminar