El 4 de noviembre alistaba
motores para buscar aquel destino ya mítico en mi mente: La Cordillera Blanca y
como abrebocas, el famoso Cañón del Pato.
La salida de Trujillo no tuvo
inconveniente alguno y la carretera se mostró amigable, con un clima agradable
y un pavimento en buenas condiciones, como carretera de orden internacional
como es la ruta Panamericana. A la altura de Santa, una pequeña población que
marca el desvío para empezar a remontar el río que lleva el mismo nombre,
decidí “tanquear” estómago y moto; una entrada fugaz al baño del restaurante de
la estación de servicio, así como una mirada a la cocina, me hicieron desistir
de inmediato de la comida; una gaseosa y unas galletas harían el trabajo por el
momento.
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Contraste entre zona desértica y cultivos |
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Recorrido en la margen del río Santa |
Desde Santa el camino ya
empieza a mostrar un deterioro gradual; llaman la atención los contrastes de
vegetación entre el árido desierto y zonas que, a punta de riego, han sabido
desarrollar un potencial agrícola que uno nunca imaginaría! El milagro del
riego, practicado desde tiempos inmemoriales, ha hecho un poco más llevadera la
vida en estos agrestes paisajes.
Se empieza a remontar el río
Santa a través de una carretera ya destapada, en donde se aprecia un valle
amplio pero que gradualmente se hace más estrecho. La geología es imponente y
uno no alcanza a imaginar qué sorpresa le depara la siguiente curva; es así
como pliegues sinclinales y anticlinales, llanuras aluviales, macizos rocosos
imponentes y muchas otras formas geológicas compiten para mostrarse ante los
ojos del viajero.
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Pliegues del macizo rocoso camino a Yuracmarca |
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Túneles excavados en el macizo rocoso - Camino a Caraz |
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Mas plegamientos del macizo... Imponente geología |
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Imponente geología... |
Previos comentarios de
viajeros experimentados en este sector, como los de mi queridísimo Luis Gabriel
Mojica, ya me habían alertado de la majestuosidad que encontraría en el Cañón
del Pato; sabía que en algún momento encontraría unos túneles y a mi izquierda,
el río Santa corriendo por un estrecho callejón. Después de un par de horas
identifiqué lo que creía era ese sitio y me dije; “Si, efectivamente, muy lindo
el cañón…” y continué.
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El supuesto Cañón del Pato... |
Unos kilómetros más adelante,
en un pequeño caserío cuyo nombre no identifiqué, pues había desistido de mirar
en el mapa, optando por preguntar a los vecinos de la zona, decidí que era
tiempo de almorzar. Compartí la mesa con unos viajeros que se dirigían a
Trujillo y venían de regreso desde Caraz, ellos me invitaron a que degustara la “bebida nacional del Perú”, es
decir la famosa Inca Cola y yo accedí gustoso pues traía muchísima sed.
Orgulloso de mi travesía por el Cañón del Pato les comenté en un tono muy
ceremonial: “Que lindo el Cañón del Pato!”.. .Ellos se miraron entre sí y luego
me preguntaron: “Cómo así? Tu luego no vienes de Trujillo?” y yo respondí que
si, que efectivamente venia de Trujillo con rumbo a Caraz!... “Chuuuta! Aun no
has pasado el Cañón del Pato! Apenas inicias! Te falta lo más lindo pues!!”
Respondieron entre risas…
Efectivamente, una vez retomé
mi camino y los cambios en el paisaje se hicieron más drásticos y evidentes, me
di cuenta que lo que había visto unos kilómetros atrás no se comparaba, ni en
belleza ni en majestuosidad, a lo que mis ojos contemplaban! El río de pronto
se pierde, pues aguas arriba es interceptado y conducido a través de un túnel intramontañoso
(para producir energía) y el paisaje se estrecha con formaciones rocosas
impresionantes a lado y lado de la carretera. Ésta, a su vez, pasa por
estrechos túneles labrados en esas formaciones rocosas, pues no hay espacio
para evadirlos. Tanto el túnel de captación como la vía y sus túneles, se
convierten en obras de ingeniería de alto nivel; el primero por su significado
al desarrollo de la región y los segundos, por la tenacidad de sus gestores, reflejada
en las inclemencias de un territorio casi indómito.
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EL verdadero Cañón del Pato! |
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Profundo cañón con la vía "milagrosamente" conformada |
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Diminutos ante tanta inmensidad... |
Antes de caer la tarde estaba
entrando en Caraz, un pequeño pueblo famoso por sus dulces, especialmente su
Manjar Blanco (muy similar al del Valle del Cauca en Colombia). Después de visitar
de manera infructuosa la sede de bomberos del pueblo, desolada y famosa en el pueblo
por ausencia de personal, busqué orientación sobre dónde acampar, pero nadie
daba razón… Deambulé por la plaza,, por las vías perimetrales sin resultado
alguno. Cuando estaba resignado a pagar hospedaje en un hostal, u letrero
atrajo mi atención: “Piscina Municipal”; de igual manera, a través de unos
orificios en los muros, pude ver algunas zonas verdes alrededor de la piscina.
Toqué la puerta y me abrió una
joven quien después de escuchar mi historia llamó a su mamá; ”Hay que
preguntarle a mi esposo”, dijo. “Preguntémosle”, respondí yo. “Ahí está el
problema”, replicó ella… “Voy a ver… espéreme un momento”… A los pocos minutos sale un personaje de unos 50
años, con la camisa “un poco” desabrochada y mirada extraviada… “Sipppp…
diiigame usted jovennnnnn”, dijo, mientras sus ojos se entrecerraban y su boca
dejaba escapar extraños sonidos, como siseos, que armonizaban con un tufo que
yo podía percibir a varios metros. Otra vez le expliqué el tema y el tipo dijo
que claro! Que me instalara armando la carpa en el vestier de las mujeres (por
si llovía) y que podía usar la piscina si quería! Después de revisar la moto,
porque él era el mecánico oficial de motos en el pueblo y darle su visto bueno,
dio media vuelta y se dirigió alegremente a su casa, mientras su caminar
describía un cómico zig-zag.
Efectivamente, armé mi carpa
en una amplia zona cubierta y tuve acceso a baños y ducha; no hice uso de la
piscina.
A la mañana siguiente me
encaminé a lo que sería mi primer encuentro con la cordillera Blanca.
Comentarios de viajeros se habían sumado a la información que recogí en internet
y libros de la zona, con base en los cuales decidí mi primer destino: Lago
Parón.
En el afán de visitar a la
mayor brevedad ese punto que en las fotos luce tan majestuoso, olvidé –o más
bien, omití- el desayuno pensando que un almuerzo “tableado” compensaría
después el hambre. No imaginaba cuán caro pagaría esta ligereza…
A unas dos horas de camino, a
través de un terreno destapado, se accede al Parque Nacional Huascarán y a
partir de allí, una vez más, las formaciones geológicas te dejan sin aliento.
En una entrada futura trataré de describir la geología de la Cordillera Blanca,
así que por el momento no me detendré mucho en este tema.
El Lago Paron se pone de
manifiesto de manera súbita al terminar el ascenso. Un cuerpo de agua de color
azul aguamarina con una cumbre nevada en el fondo hacen del sitio una “postal”.
Luego de las fotos infaltables, empecé la caminata hacia el otro costado del
lago, donde probablemente podía tener acceso al glaciar, que se veía próximo.
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Vista del Lago Parón en el sitio de acceso |
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Inicio de la caminata a 4.170 msnm |
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Hermoso paisaje con lago y nevado en el fondo |
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Sector posterior del lago Parón |
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Después de una caminata de 3.5 horas... y la nieve "ahí no mas!" |
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Glaciar en sector de Llanganuco |
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Vista del glaciar durante caminata en Lago Parón |
La caminata estaba presupuestada
para dos horas ida y regreso… Duró siete!
La ida hasta el otro extremo
no tuvo problema, el organismo no extrañaba la altitud y, al llegar a ese
punto, el glaciar se mostraba “ahí no más!”… Solo debía escalar una cuesta a
través de un depósito de morrenas (piedras sueltas) para poder tocar la nieve
con mis manos!
Pero el ascenso se empezó a
tornar difícil… El material se mostraba cada vez más suelto y a más de 4.000
metros, cada paso se ornaba más difícil; era mi primera caminata en altura en
mucho tiempo! Sin embargo, el glaciar se mostraba tan cercano que era imposible
no continuar, manteniendo en mi mente la idea de poder tocar la nieve.
El glaciar es como una sirena,
que con su canto, te embruja y ya no haces caso a la razón ni a las
inclemencias del terreno o del clima. El frío ya era tenaz y en algunos tramos solo
podía avanzar por una cuesta muy empinada, apoyándome en rodillas, pies y
manos, mejor dicho, gateando! Después de cada pequeña cima venía una planicie,
pero aun nada de nieve! Pero si desde abajo se veía “ahí no más!”… Miré el
reloj, llevaba tres horas caminando y el hambre ya pasaba factura, el problema
era que yo no había levado nada… Decidí llegar hasta una piedra que marcaba
cierto cambio en la inclinación del terreno; uno diez minutos según mis
cálculos; sino había nieve, me devolvía… Me tomó treinta minutos llegar hasta la
piedra y como ya lo temía, no hubo nieve… sin embargo aún se veía “ahí no más!”…
Pero si subir fue difícil, la
bajada fue igual de dura, me tomó incluso más tiempo descender por los
depósitos de morrena que al previo ascenso; cuando llegué nuevamente al lago habían
transcurrido casi seis horas. Y la lluvia hizo su aparición! No era una
tormenta, pero si una con la fuerza suficiente para mojar mis botas, pantalones
y guantes y poniendo a prueba mi chaqueta impermeable (que había comprado en Quito).
Cuando llegué a donde estaba la moto empezaba a tener síntomas de hipotermia.
Hipotermia, hambre, cansancio, mejor dicho, de todo! “Quién me manda a venirme
por aquí! Tan chévere que estaba yo en Colombia!!” Jajaja…
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Paisaje desde la parte alta del lago Parón |
Ya en la moto, con mucho
cuidado en el descenso y recordando siempre las palabras de Valen: “Tío, con
muuucho cuidado!”, conduje de regreso hasta Caraz; el destino de Yungay,
inicialmente previsto para ese día estaba cancelado.
Busqué el hostal La Casona,
con parqueadero y agua caliente, pues esa noche no quería saber nada de armar
carpa o dormir en el suelo! Una ducha y un buen plato de “chaufa de pollo”
(arroz chino) hicieron el trabajo y dormí plácidamente hasta el otro día (de
vez en cuando soñaba con el glacial que estaba “ahí no más!”).
Este sería el inicio de una
mini-travesía por la Cordillera Blanca durante los días siguientes; destinos como
las lagunas de Llanganuco, Laguna 69 (cubierta de neblina el día de mi visita),
Portachuelo de Llanganuco, Laguna Churup; paisajes todos ellos glaciares y
rodeados de exuberantes picos nevados se convirtieron en delicias para mis
ojos!
En uno de ellos, Laguna 69,
dejé la moto en el punto de inicio para la caminata. Era un sitio aparentemente
alejado, por donde solo pasarían eventuales turistas; de todas formas aseguré
la chaqueta y el casco a la moto. Solo después de mi regreso al pueblo, a dos
horas y media de camino y cuando iba a consultar un dato en mi celular,
descubrí que éste no estaba: Alguien había hurgado entre mis cosas, abierto los
bolsillos de mi chaqueta y sustraído el celular y mi linterna para la cabeza
(ambos en el mismo bolsillo). No obstante, me devolví hasta el sitio, con la
esperanza de que se me hubieran caído cuando la moto estaba parqueada o que los
hubiera olvidado en el refugio donde había pasado la noche anterior… Sin
resultado alguno, pasé nuevamente la noche en el refugio del puesto de control
de Llanganuco, donde Pedro y Eliécer, guardaparques de la zona (y Huascarán, el
perro guardián, a quien dieron su nombre por el nevado) ya me habían dejado pernoctar
la noche anterior.
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Ascenso en sector de Llanganuco |
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Las cocineras de Llanganuco |
Fue en Llanganuco donde tuve
mi primer encuentro cercano con uno de los platos típicos de la zona y el cual
había evitado por algún tiempo: El cuy asado!
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El menú del día.. Cuy asado |
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Sector de laguna de Conococha (Llanganuco) |
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Vista en el ascenso a Portachuelo de Llanganuco |
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Admiradores en el camino! |
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Ascenso a Portachuelo |
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Laguna de Conococha (Llanganuco) |
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Pedro y Eliécer - Guardaparques de Llanganuco |
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Lago 69.. Lo que se pudo ver en un día nublado... |
En la cordillera Blanca muchos
viajeros establecen su base en Huaraz y de allí se desplazan a los diferentes
sitios de trekking y escalada; yo, al tener mi propio medio de transporte podía
darme el lujo de pernoctar en sitios más cercanos sin depender de la hora de
salida de los tours convencionales e incluso pudiendo alargar más mis
caminatas estadías en cada sitio.
Fue así como pude quedarme en
la piscina municipal de Caraz, en el puesto de control de Llanganuco, luego en
Huaraz en casa de Iván –un miembro de CouchSurfing-, quien es todo un “bacán”
permitiéndome compartir su vivienda y ofreciendo una hospitalidad hogareña por
la cual siempre estaré agradecido.
En casa de Iván había una
pareja de amigos franceses (Bastian y Elodie), miembros también de CouchSurfing
y quienes compartirían la habitación conmigo. La noche de nuestra llegada fue
muy especial pues en la comunidad había celebración al santo de la localidad y
la gente de la zona, muy amablemente, nos recibió con cerveza Pilsen Callao, “caliche”
–mezcla de té de menta caliente con licor pisco sour-, baile “huayno” y un
espectáculo de baile! Posteriormente hubo fuegos pirotécnicos que en algunos
momentos parecían peligrosamente cercanos a nosotros y hasta parecían salirse
de control, cosa que nunca pasó! Bueno, aunque a estas alturas del viaje yo ya “casi”
soy todo un bombero…
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Tremenda rumba con Pilsen Callao y Caliche! |
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Bailando "Huaino" |
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Con las bailarinas, protagonistas del espectáculo! |
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Aguas azules del lago Churup - Cercanías de Huaraz |
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Vista en el camino a lago Churup |
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Con Iván, excelente anfitrión en Huaraz |
Continuando hacia el sur, el
nevado/glaciar Pastoruri se convertía en punto obligado pues ante su inminente
desaparición en los años venideros (el glaciar se derrite y retrocede
rápidamente), además era la última oportunidad que tendría de tocar nieve!! La
dormida en Pastoruri es una anécdota muy interesante, pero los dejo en
suspenso, pues hará parte de la próxima actualización! Les advierto, habrá risa
y llanto… prepárense!
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Campesina típica de la zona de Huaraz |
Que hermosos e imponentes paisajes! me gusta mucho como nos describes todo, es como vivirlo contigo a distancia, super!.. cuidate mucho, pilas no te arriesgues demasiado...hipotermia? Por Dios!!.
ResponderEliminarMucha suerte y que la Virgen te acompañe.
Tranquila hermanita que no paso de ahí!!! Besos a todos!
ResponderEliminarJORGE!!!!! Te escribí un correito y no me contestaste, pensé que te había pasado algo y entonces te busqué en Internet y me encontré con este blog, que bacano!!! no lo puedo creer, dónde estás??? este Blog es tuyo? ya mismo voy a leer un poquito... Escríbeme cuando tengas un ratico, hace siglos no se nada de ti!!!! Cuidate, y te mando un abrazo muy grande...
ResponderEliminarNaty Saldarriaga
Hola! Antes de salir de Colombia estuve tratando de localizarte para contarte.. En estos momentos estoy en Ushuaia, después de visitar la Antártida como parte de la tripulación de un crucero... Qué experiencia tan maravillosa!
EliminarEl blog está un poco atrasado pues hasta ahora estoy entrando a Argentina y la verdad ya han pasado muchas cosas.. pero trataré de actualizar un poco!
Mi correo es tuareg@tuareg.com.co