sábado, 5 de enero de 2013

Destino: Arequipa y Cañón del Colca

Buenas noticias! Koala Den Hostel, en Potosí (Bolivia) se une a esta travesía por Suramérica! Un agradable, cómodo y conveniente sitio en el altiplano boliviano; seguro, amplio y económico!!


Aunque no me parece extraño del todo, pues yo  -dado el caso- haría exactamente lo mismo, no deja de sorprenderme la reacción que provoca entre otros viajeros pero sobre todo, entre los locales, la presencia de la moto con todas sus maletas, la placa y la bandera de otro país y en general, la historia de tras de tal vehículo. En Argentina, desde donde me encuentro ahora actualizando este blog (ofrezco desde ya disculpas por la demora en ponerme al día), este fenómeno se ha hecho mucho más evidente.
La gente se acerca, pregunta, admira la moto –y de paso, modestia aparte, al motociclista, jejeje-. Se crea un vínculo entre desconocidos que comparten el mismo sueño de libertad, estoy seguro de que dentro de cada una de esas personas existe un rebelde, un viajero, que anhela salir y descubrir el mundo de igual manera y, encontrar a alguien que lo está haciendo, compensa un poquito tal aspiración. Es como si pudieran vivir parte del sueño a través de aquel extraño con el que, sin darse cuenta, comparten tantas cosas en común.

Camino a Arequipa me encontré a Cassiano Marques, brasileño que con otro grupo de motociclistas hacía un recorrido "breve" desde Brasil, pasando por Bolivia y Perú.. otro nómada en busca de aventura...
Honda Transalp de Cassiano en su Expedición Iteroceánica Brasil - Perú

Ya común fue encontrarme con esta aventurera afamila francesa de Stefi, Rom y el peqeño Matt Steb...


Un futuro aventurero... se decidirá por la bici o la moto?

Uno de los desvío entre Juliaca y Arequipa, esta vez por terreno destapado, explorando lo desconocido...


Paisajes de puna a más de 4.000 msnm
Nuestra historia había quedado en Juliaca, una pequeña ciudad en el sur peruano donde el camino ofrece dos posibilidades: continuar hacia el sur rumbo al lago Titicaca o desviarse hacia el oeste, rumbo a Arequipa. Mi intención en un principio era tomar la carretera al sur y cruzar hacia Bolivia desde Puno, pero comentarios de otros viajeros y una alianza estratégica con The Point Hostel hicieron que me inclinara por la segunda.

En Juliaca se celebraba la culminación del campeonato internod de fútbol y a pesar de que la Liga Peruana no era en esa zona de la mejor calidad, la fiesta era a todo dar... Un grupo tropical de cumbia y otros ritmos amenizaba la noche Juliqueña desde una tarima que amenazaba con vernirse al piso en cualquier momento, al vibrar de las caderas de una par de bailarinas que se contoneaban rítmicamente...
Yo escuché la música a unas cuadras y me dirigí a la fiesta, donde la cantidad de "entusiastas un poco pasados de tragos" y la cantidad abrumadora de personas hicieron que pronto cambiara de rumbo...



Compañia San Roman. Mi casa en Juliaca
Hablando de altitud, ya uno se acostumbra a que el altímetro marque cifras por encima de los 3.500 msnm y se vuelve algo normal! Cuando se “desciende” a 3.000 o 3.200 uno piensa equivocadamente: “Qué bajo estoy!”… sin darse cuenta de que verdaderamente habrá pocos viajeros motociclistas rodando a dicha altitud sobre la tierra en esos momentos!






Al llegar a Arequipa me encontré con un casco de ciudad moderno en la entrada pero que aún conserva algunos rasgos de ciudad pequeña, para luego adentrarme en el centro histórico. A un par de cuadras de la plaza de armas se encuentra The Point Hostel Arequipa, que con nuevas instalaciones y un personal amable y solidario me acogió como si fuese mi propia casa! Para esa noche se estaba organizando un asado –siempre tratan de realizar alguna actividad de integración entre los huéspedes-, así que después de instalarme y descansar un poco salimos “en manada” a comprar víveres para nuestra parrillada.
De regreso al hostel, nos tomó un poco más de tiempo encender la parrilla, pues no nos poníamos de acuerdo en la técnica que debíamos utilizar y cada quien probaba con algo diferente! Nos faltaba el argentino experto en asados, pero eventualmente pudimos encender un fuego que bastó para preparar el asado. Yo había comprado una carne previamente adobada, para ahorrarme el lí de tal proceso, pero resultó que –sin saberlo- tenía cantidades exorbitantes de ají… Mi sorpresa al probarla fue mayúscula y solo me quedó comerla de manera lenta y combinada con trozos de pan para “matar” un poco el sabor picante!
De regreso al hostel nos tomó un poco más de tiempo encender la parrilla, pues no nos poníamos de acuerdo en la técnica que debíamos utilizar y cada quien probaba con algo diferente! Nos faltaba el argentino experto en asados, pero eventualmente pudimos encender un fuego que bastó para preparar el asado. Yo había comprado una carne previamente adobada, para ahorrarme el lí de tal proceso, pero resultó que –sin saberlo- tenía cantidades exorbitantes de ají… Mi sorpresa al probarla fue mayúscula y solo me quedó comerla de manera lenta y combinada con trozos de pan para “matar” un poco el sabor picante!



Esa noche celebraríamos el cumpleaños de Annita, una de las huéspedes, celebración que los entusiastas prolongarían hasta la madrugada, pero yo opté por irme a la cama algo más temprano para aprovechar la mañana siguiente recorriendo el casco antiguo de la ciudad.

Fue así como el día siguiente lavé ropa, escribí un poco, puse un poco en orden mis cosas y salí a descubrir Arequipa. El tamaño de la ciudad permite hacer recorridos a pié que en un día alcanzan para cubrir la parte antigua y la moderna; sitios como el convento de Santa Catalina nos transportan al pasado y dejan ver cómo era la vida monástica en siglos anteriores, cuando aún se guardaban con mucho celo aquellos secretos tras sus muros.

Plaza de Armas - Arequipa

Facha de la Catedral de Arequipa (Vista Parcial)


Claustros de "La Compañía"


Catedral de Arequipa



Sector de Yanahuara . Al fondo el volcán El Misti


La catedral tiene una fachada imponente que avara toda la cuadra y, como muchas otras construcciones de la ciudad, está fabricada en “sillar”, una piedra de la región, de color blancuzco y que se deja trabajar con cierta facilidad, de allí que Arequipa tenga este aspecto limpio y sea conocida en Perú como la “Ciudad Blanca”. Una caminata al sector de Yanahuara permite obtener una vista del volcán Misti, enmarcada en los arcos del parque, pero a mi visita el cielo se encontraba un poco gris y las fotos no fueron “de postal”…

El paseo no podía estar completo sin la visita a un restaurante típico de la zona, la picantería “La Capitana”, uno de los más antiguos y tradicionales, para degustar el “Rocotto Relleno”, que es una especie de pimentón algo picante, gratinado y relleno de carne y verdura, no podía faltar tampoco un puré de papa gratinado y la famosa Inca Cola para acompañar, suficiente para calmar al hambre más voraz!!

Rocotto relleno con Inca Kola

El día siguiente (4 de diciembre) me dirigía al Valle del Colca, para lo cual debía devolverme unos 150 kms por la misma carretera que me había traído desde Juliaca y tomar un desvío hacia Chivay, lugar donde pernoctaría aquella noche.
Una vez se toma el desvío desde la carretera principal, el paisaje cambia; formaciones rocosas se abren paso camino a Yura, para combinarse con vistas excelentes de los volcanes Misti, Chachani y Sabancayas, así como algunas vicuñas y llamas a lado y lado de la vía sobre el paso por la Reserva Nacional Aguada Blanca.

Paisaje de puan entre Arequipa y Chivay

Formaciones de roca sedimentaria camino a Chivay

Ya con un poco de frio y nieve a Pata Pampa

A medida que ascendía hacia Pata Pampa, el paso más alto de la ruta (4.825 msnm) el frío ya empezaba a hacer mella. Una iradaal horizonte me alertó del cambio de condiciones climáticas y decidí ponerme los protectores de las botas y ajustarme el equipo de lluvia, justo a tiempo antes de que una ventisca fría, con una lluvia no muy fuerte pero pertinaz, me envolviese. La carretera, al principio seca y confiable de repente se puso resbalosa y traicionera: el hielo había hecho aparición y amenazaba con cobrar víctimas desprevenidas a la menor brevedad. Disminuí la marcha, consciente de la poca tracción y poco agarre ante frenadas, pues era como transitar sobre una pista de patinaje en hielo, donde solo la presencia de alguna huella dejada por un vehículo precedente marcaba la diferencia.

Hielo!!! Camino resbaloso y traicionero!!

Pocos kilómetros más adelante pude ver, al otro lado de la carretera, un vehículo volcado que seguramente había aplicado los frenos a alta velocidad; ni siquiera me tomé el trabajo de tomar foto, primero por respeto a los accidentados y segundo, porque no tenía maniobrabilidad en el sitio donde me había detenido y podría causar un accidente…
El hielo y la lluvia dieron paso a una neblina espesa que obligaba a bajar la velocidad aun mas… en consecuencia, las manos ya experimentaban el entumecimiento típico de la situación. Poco a poco avanzaba hasta divisar Chivay, al pié de la montaña y mi destino final ese día.


A la entrada a Chivay, que es la entrada oficial al Valle del Colca, se debe pagar un tiquete de ingreso, que para ciudadanos de la Comunidad Andina es de 40 Soles; especialmente para aquellos interesados en visitar el mirador Cruz del Cóndor, es necesario comprarlo pues hay control en dicho sitio.
Ante la no existencia de cuerpo de bomberos en Chivay, decidí probar suerte en el Comando de Policía, donde me asignaron un espacio en la parte posterior, cerca de la cancha de baloncesto, donde cómodamente pude instalar mi carpa y tener seguridad para mis cosas y para la moto. La lluvia continuaba, en ocasiones y por breves períodos de tiempo desaparecía para luego remitir con cierta intensidad. En uno  de esos períodos aproveche para hacer un breve reconocimiento del pueblo, visitar las “chulpas” o pequeñas cuevas incas en el perímetro y visitar el mercado. La lluvia continuó durante toda la noche y amenazaba con prolongarse hasta el día siguiente, solo el tiempo decidiría…




Chivay y sus alrededroes llenos de antiguas construcciones Incas






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